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HOTELES CON “ESCLAVOS INCLUIDOS” EN EL CARIBE MEXICANO


El modelo all inclusive tiene en jaque económico al principal destino turístico de México. La derrama económica no baja al pueblo


Por Por Isela Serrano / Luces del Siglo
Se autoriza reproducción con crédito a la Revista y autora


Cancún, Qna. Roo., a 12 de noviembre de 2012


Hasta hace un par de meses, una persona que buscaba empleo en hoteles de Cancún y Riviera Maya, era puesta a prueba con dobles jornadas y sin sueldo a cambio de comida y, en algunos casos, de techo.

Si era contratada, debía pagar por servicios como el lavado de ropa, internet y el uso de canchas deportivas, en una especie de tienda de raya del siglo XXI al interior de un resort de lujo promocionados en folletería internacional como “El paraíso del Caribe mexicano”.

Cumplido el periodo a prueba, se analizaba su desempeño y si no cumplía con el perfil regresaba a casa sin un sólo peso. Pero si pasaba el filtro, podía aspirar a un contrato de 28 días siempre que la ocupación del hotel lo permitiera porque llegada la temporada baja, de agosto a noviembre -como ahora, la mayoría de las empresas han puesto punto final a los contratos.

A Luisa Cervantes le ofrecieron una vacante con la condición de bajar de peso en un mes o “no volvería a ser contratada”. Carmen Figueroa tuvo que invertir poco más de 100 pesos por el estudio antidoping que le realizaron en el hotel, como requisito para aplicar para la vacante. En un mes, Sergio Chan no pudo adquirir la fluidez del inglés que le exigían y por sus servicios no recibió ningún pago.

Todos los días, cientos de personas buscan una oportunidad de empleo y se dirigen a la Zona Hotelera de Cancún o al corredor turístico de la Riviera Maya. En la mayoría de los hoteles no hay empleos. Quienes conservan sus fuentes labores han visto disminuir drásticamente las propinas y se enfrentan a cambios de horarios, en dos y hasta tres horas más por día, a las 10 horas que debían cumplir.

Atrás quedaron los días en que los discursos oficiales, presumían: “uno de cada 20 empleos remunerados en el país están dentro del turismo. Y el ingreso promedio de esos empleados, es 29 por ciento superior a la media nacional, principalmente en Quintana Roo”.

Al menos 100 restaurantes han bajado la cortina en los dos últimos años, según cifras de la Canirac Cancún; la presidenta de este organismo, Gabriela Delgado Tiempo, estima que esto habría generado al menos, 700 empleos perdidos.

Basta recorrer la ciudad para percatarse de la cantidad de letreros “se vende”, “se renta”, “se traspasa” o simplemente observar locales abandonados y conversar con los empleados de los negocios sobrevivientes que ven con preocupación este panorama en el principal destino turístico del país, o bien, con amas de casa que, debido a que sus esposos han tenido que tomar vacaciones obligatorias por la temporada baja, han comenzado a diversificar sus ingresos, por ejemplo, a través de las ventas por catálogo.

De acuerdo con un diagnóstico elaborado por el Instituto Municipal de Planeación municipal (Implan), en el primer cuadro de la ciudad, una de cada tres viviendas está desocupada, 50 por ciento de los negocios han cerrado; hasta 90 por ciento de los mercados han bajado la cortina y 11 de casi 20 parques han sido invadidos.

Fernando, un mecánico de oficio, relata que algunos de sus vecinos se han visto obligados a abandonar sus casas. ¿La razón? Se quedan sin empleo y no pueden pagar la vivienda.

Todo comienza –explica- con un pago hipotecario de mil 200 pesos mensuales, que en temporada baja o en días de vacaciones obligatorias que aplican algunos hoteles, es imposible cubrir y, al siguiente mes, el propietarios deberá pagar el doble más los intereses acumulados hasta que en un lapso de 11 meses, la deuda llega a sumar hasta 40 mil pesos. Así los propietarios prefieren abandonar su hogar y buscar otro sitio donde poder vivir.

Al interior de hoteles donde los vacacionistas gozan el paraíso, se han implementado medidas para evitar a toda costa que salgan de los resorts. “La idea es que todo lo consuman ahí, desde artesanía, un medicamento, tours y souvenirs”, comentó Sebastian, un joven que labora como transportista turístico.

No es nueva la estrategia del miedo. “Te dicen que es peligroso, que no salgas o lo hagas bajo tu propio riesgo y no hay facilidades para llegar siquiera a la parada del camión porque del hotel a la caseta se debe caminar más de un kilómetro”, comenta Emilia Carvajal, originaria de Guadalajara.

¿Es culpable el All Inclusive? . Muchos señalan como culpable, en buena medida, al modelo All Inclusive y a la docilidad de las autoridades para aplicar orden. El tema no es sencillo, cualquier pieza que se toque afecta intereses.

El “Todo Incluido” nació en Inglaterra en los años 30 del siglo XX como un modo de satisfacer el deseo de la clase media judía para disfrutar escapadas al estilo de los “Country Clubs” de la clase alta, donde por un módico precio tenían garantizada la diversión durante todo un día.

Durante la Segunda Guerra Mundial, aquellos clubes desaparecieron. En 1950, surgió otra modalidad en Mallorca, con la aparición del Club Mediterranee, inspirado en los clubes franceses, pero ideado para que la juventud que acudiera a pasar sus vacaciones a España, gozara de alojamiento y comida a bajo precio. Junto al Club Mediterranee surgieron el Sandals o el complejo Porto Petro, extendiéndose, principalmente a la zona del Caribe.

Desde los años 80 y 90, en el Caribe mexicano se vivió la fiebre del All Inclusive. Este modelo se aplicó en Riviera Maya debido a la distancia entre los hoteles y las poblaciones cercanas, copiando modelos de resorts españoles e italianos que ya estaban ubicados en algunas de las islas del Caribe, debido a falta de infraestructura y seguridad en sitios como Haití, Islas Vírgenes o República Dominicana.

En un principio, el modelo consistía en brindar un servicio integral al huésped y optimizar los gastos; esto significó eliminar los restaurantes de especialidades e instalar los tradicionales bufetes donde los meseros se limitan a poner mesas y limpiarlas. Esto, en perjuicio del empleado que dejó de percibir propinas. Aunque se sofisticó el concepto con modalidad “de lujo”, el resultado no ha sido distinto.

Actualmente el modelo presenta su más severa crisis por la molestia de sectores secundarios como restaurantes, agencias de viajes, transportadoras, mercados de artesanías, sitios de interés turístico y otros que no ven cómo se refleje en sus negocios la derrama económica.

Ciudades arrasadas. La investigadora María Dolores López Gómez publicó en 2007 el estudio “Turismo sin desarrollo: Los intereses creados como amenaza al sector turístico de República Dominicana”, el documento de 52 páginas revela que el modelo ha sido aplicado no sólo en esta zona, sino que se ha extendido a Túnez, Egipto, Croacia y zonas emergentes de Turquía, en las que los resultados han sido igualmente perjudiciales para la población y la economía en general.

Describe que “en los ‘Todo Incluidos’, los turistas permanecen en recintos en los que se les mantienen protegidos detrás de cercas, en algunos casos patrulladas, sin que generalmente se les ofrezcan estímulos ni oportunidades para que pasen algún tiempo extra más allá de las ‘fronteras’ de la instalación hotelera”.

En la República Dominicana, archipiélago de las Antillas Mayores, el 60 por ciento de la población vive bajo la línea de la pobreza, con un 17 por ciento de niñas y adolescentes que no van a la escuela, 6 por ciento de los cuales, son niños.

¿Cómo es que el turismo, la actividad económica que crece por encima de la industria automovilística y petrolera, responsable del 11 por ciento del PIB mundial, presente altos índices de pobreza y marginación social?

López Gómez explica en el documento –disponible en la Biblioteca Virtual en Responsabilidad Social y temas relacionados”– que “la inversión hotelera de España de los años 80 y 90, se centró en los destinos de sol y playa y en el turismo de paquetes, en donde el complejo hotelero se convirtió en sí mismo en una pieza fundamental del crecimiento turístico, con el modelo ‘Todo Incluido’ como eje de expansión”.

República Dominicana, por ejemplo, atrajo a personajes tan variopintos como Oscar de la Renta, Julio Iglesias y Bill Clinton. La isla favoreció la inversión extranjera, hubo bajos precios de terrenos costeros y la mano de obra fue barata.Luego, las inversiones sirvieron de puente para que las compañías se expandieran a México, Cuba, Puerto Rico y Costa Rica; y así nacieran nuevas marcas de hoteles españoles en el Caribe.

La especialista cita un estudio llevado a cabo por la Organización de Estados Americanos en Jamaica, que puso de manifiesto que los “Todo Incluido” generaban los más importantes ingresos, pero su impacto en la economía era, por dólar generado, inferior al de otro tipo de hotel, señalando, además, que esta modalidad importan más y emplean a menos trabajadores.

Según el estudio, el 100 por ciento de las compras de pescado, carne, frutas y verduras, bebidas, café, etc. se hacen en el mercado local dominicano, importándose tan sólo los productos que no se producen allí: uvas, mantequilla, etc.

Generador de pobreza. En Quintana Roo no se producen más que algunas verduras, por lo que la compra a productores es mínima pero el impacto, al ser una ciudad que vive directamente del turismo, es mayor.

Hace 23 años, Cancún registraba 6 mil 300 cuartos hoteleros, de esos, sólo un cinco por ciento pertenecían a esta modalidad; en los últimos años, nuevas cadenas se han incorporado a este esquema, casi al 80 por ciento. Esto impacta también en la promoción turística, porque los hoteles consiguen destinar un porcentaje menor al 3 por ciento sobre el Impuesto al Hospedaje.

En 2011, la Asociación de Hoteles de Cancún reportaba que de las 29 mil 146 habitaciones, 55 por ciento operaban como “Todo Incluido”.

Y la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya señala que de los 38 mil cuartos, 76 por ciento operaba en esta modalidad. No hay cifras oficiales del 2012, sobre todo porque pese a que los inversionistas aseguran que la construcción se ha detenido, en el último año nuevos hoteles comenzaron operaciones como el Riu en la Zona Hotelera y el Fiesta Americana de Plaza Las Américas.

El ex diputado y presidente de la Comisión de Turismo, Carlos Joaquín, actual coordinador de Turismo del equipo de transición del presidente electo Enrique Peña Nieto, ha dicho al respecto: “el All Inclusive seguramente será un tema que tocará decidir al Poder Legislativo. Vale la pena regularlo. Hay que encontrar el momento adecuado tal y como lo hizo España hace algunos años. Es un buen programa y al turista le gusta, pero al mismo tiempo genera pobreza en los centros de riqueza, entonces es fundamental regularlo en el momento oportuno”.

Para el presidente municipal de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, Cancún es “un joven con envejecimiento prematuro”, una ciudad de 43 años que no ha podido diversificar su economía y sigue siendo altamente dependiente del turismo.

“Estoy seguro –dijo a Luces del Siglo–, que el análisis nos va a llevar al sistema ‘Todo Incluido’ ¿Cómo resolverlo? No lo tengo claro porque sería poco sensato pretender pensar que quien brinda el servicio de hotelería serán los que empiecen a diseñar el futuro de la ciudad y de su economía.

“Hay que revisar ese esquema, hay que acotarlo, y que ganen dinero, pero también se debe garantizar que los hoteles no se conviertan en islas y que degenere en un proceso de desempleo con la natural depauperación de la sociedad y de la ciudad, porque todo ello se refleja, al final, en la recaudación del gobierno. El gobierno es sólo el reflejo de su sociedad”, asegura.

De acuerdo con Marisol Vanegas, directora de Redes Turismo, el problema central es la caída de las tarifas que han disminuido el gasto turístico y la comisión. “Es una estrategia de mercado que genera la concentración en un mercado de distribución muy pequeño”, reconoce.

El objetivo, dice la investigadora, es buscar que el tema no se quede en que los hoteleros son malos, los (negocios) complementarios son buenos y todo sea una pugna sin salida. Además, dice, es un buen momento para pensar hacia dónde crecer, qué tipo de destino queremos porque no nos hemos sentado a analizarlo y es buen momento. No llegar a un acuerdo, sino a una solución.

“Aprovechemos el tema del All Inclusive para empezar a discutir sobre el destino del destino, sobre el administrador del destino y la visión sobre Cancún para recuperar lo que hemos perdido y mantener la marca Cancún, que es la más importante de México”, explica.

Y es que, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico, de enero a agosto del 2012 Quintana Roo logró crear apenas 18 por ciento de los empleos que generó durante el mismo lapso del año pasado. Esto es, para el octavo mes del 2011 se reportaron 7 mil 823 nuevos empleos, mientras que este año apenas se crearon mil 477 en el mismo periodo; es decir, el estado registra una merma de 6 mil 346 fuentes de trabajo.

A esto se suma el que Cancún se ha ganado el título nada honroso del primer lugar de viviendas abandonadas; los robos a casa-habitación y a transeúntes en el municipio de Benito Juárez aumentaron a cinco delitos por día.

La situación de plano rebasó a las autoridades municipales y estatales, por lo que la semana pasada un grupo de empresarios cancuenenses puso en marcha la campaña “Alerta ciudadana”, que consiste en distribuir una guía práctica para la prevención de robos y asaltos.

Esto es claro, al haber una merma de circulante entre los habitantes de las principales ciudades, disminuyen las ventas, no solamente de los restaurantes para turistas sino en todos los negocios, provocando el cierre y abandono, hasta hacer parecer zonas abandonadas o muertas dentro del propio centro turístico.

Y mientras esto ocurre, la prensa local reveló que en Benito Juárez 20 por ciento de las 150 toneladas de comida que son merma; es decir, 30 toneladas, tienen como destino el desecho, lo que arroja, según la asociación Huellas de Pan, que 17 mil 333 personas podrían tener sus tres comidas diarias, si se lograrán rescatar estos alimentos.

En su mayoría, la comida proviene de centros comerciales y en menos proporción de hoteles. La fundación Huellas de Pan que “cambia” alimentos por boletas aprobadas a niños en situación de vulnerabilidad para que continúen su proceso educativo, recibe ayuda tan sólo de dos hoteles de un universo de más de 100 que diariamente tiran toneladas de comida.

¿Está relacionado el modelo All Inclusive con la pobreza, la desintegración familiar, el primer lugar en consumo de alcohol y drogas, la inseguridad y el desperdicio de comida? Quizá directamente no, pero esto es parte de una red de complicidades.

Gabriela Delgado Tiempo, presidenta de la Canirac local, ha advertido que, en tanto no se incluya a representantes del personal de los hoteles, las mesas de análisis del tema serán infructíferas porque no considera a una parte sustancial de quienes padecen el problema: los empleados.

Mientras las cadenas hoteleras que operan en la Riviera Maya y en Cancún, principalmente inversiones extranjeras y en una gran mayoría españolas, defienden este modelo; en la actualidad, en los centros turísticos españoles están moderando su aplicación ya que han sido afectados por la falta de derrama económica en ese país, a la vez que destinos como Miami, Las Vegas o Puerto Rico han rechazado el uso por considerarlo dañino para su economía y el desarrollo de su población.